Desigualdad. Esa es la grieta verdadera en Argentina. La última medición del INDEC determinó que al finalizar el primer semestre de 2020, el 40,9% del país se encuentra bajo la línea de la pobreza. En tanto, la indigencia golpea a un 10,5% de la población. Con estos números, a nivel país, hay 18,5 millones de pobres y 4,7 millones de indigentes.
Pero estas cifras no son las únicas alarmantes. Un informe del Instituto para el Desarrollo Social de la Argentina (Idesa) comparó la línea de pobreza de octubre informada por el INDEC con la última información de sueldos en blanco reveló que “la mitad de los salarios del sector formal de la economía argentina están por debajo de la línea de pobreza”.
Adivinen quiénes quedaron exentos de esta gran porción de afectados… Sí, los políticos. Mientras la mayoría hace cuentas para llegar a fin de mes, otros engrosan sus cuentas mes a mes.
Un distrito del Conurbano afectado seriamente por la desigualdad es el de Lomas de Zamora, que hace una década es gobernado por el peronista Martín Insaurralde. Fue él quien tendió acuerdos y pudo ir posicionando a un dirigente joven lomense como lo es Federico Otermín, actualmente responsable de presidir la Cámara de Diputados bonaerense.
Su ambición es llegar a la Intendencia de Lomas y ya piensa en las elecciones del año que viene y en las del 2023. Para afianzar su anhelo personal cuenta con el apoyo de su compañera, la camporista Daniela Vilar. Ella también ha ganado peso en el distrito de la Tercera Sección Electoral y fue elegida a comienzos de año como coordinadora del Consejo de Lomas y Argentina contra el Hambre, una iniciativa que pocos resultados favorables ha dado hasta el momento.

La militante de La Cámpora llegó al Congreso de la Nación a fines de 2019 tras ocupar un lugar en la lista del Frente de Todos que triunfó en las elecciones. Anteriormente había sido concejal en Lomas de Zamora y luego de algunas negociaciones logró escalar hacia arriba, pegando un salto inesperado. Desde entonces, percibe como diputada oficialista un envidiable salario de $238 mil.

Mientras que Otermín obtiene $328 mil mensuales por su labor. Ese interesante salario le significa al año más de $4 millones, que sumados a los de su esposa (unos $3 millones) conforman una maravilla financiera. Una situación que dista muchísimo del “verdadero justicialismo social”.

