Uno de los propósitos fijados por el gobierno de Axel Kicillof estaba fijado en el ámbito educativo y, luego de analizar datos sobre el coronavirus, a pesar de que algunos de sus funcionarios insistían con un cierre fuerte durante dos semanas, finalmente se planificó el retorno cuidado a los colegios.
Las clases presenciales regresaron en varios distritos de la provincia de Buenos Aires tras una interrupción de ocho semanas por la situación epidemiológica. De todos modos, con el invierno cada vez más cerca y las bajas temperaturas, hubo varias escuelas que no pudieron recibir a los alumnos por cuestiones estrictamente edilicias.
Esto desnuda la falta de inversión, no solamente en este gobierno, sino también que se viene arrastrando de gestiones anteriores, como las de María Eugenia Vidal y su antecesor, Daniel Scioli. En una situación tan compleja como la actual, donde para cuidar a los alumnos las ventanas deben estar abiertas, una buena calefacción es indispensable para cuidar a los niños de otras afecciones.
En ese marco, en relación a la pandemia, la apuesta fuerte de Kicillof y compañía sigue estando en el plan de vacunación. Tras la confirmación de los acuerdos con CanSino y Covaxin por 20 millones de dosis, desde el Ejecutivo bonaerense confirmaron la liberación para todos aquellos mayores de 55 años para que sean inoculados contra el Covid-19 sin la necesidad de turno previo.
Además, el gobernador anunció en una conferencia de prensa que en los próximos 10 días se enviarán a través de la aplicación más de un millón y medio de turnos, superando los 6 millones de bonaerenses vacunados y cubriendo a la totalidad de las personas con factores de riesgo, cumpliendo así uno de los hitos propuestos anteriormente.
Pero, mientras avanza el objetivo de controlar el virus, también se acerca la época electoral y, si bien con la postergación de las PASO se pospuso la rosca, la danza de nombres para encabezar las listas comenzó hace ya algunos días. Desde el oficialismo todo es silencio y hermetismo, mientras que en Juntos por el Cambio ya están prácticamente definidos los candidatos.
La oposición está atravesando una interna feroz con epicentro en Capital Federal que a su vez tiene su réplica en la provincia. Entre el ala dura del PRO y los dialoguistas se disputan la conducción del espacio y todo parece indicar que los postulantes de ese sector serán el intendente de Vicente López, Jorge Macri y el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, que cruzará la General Paz y se presentará en territorio bonaerense.
A esos dos casi confirmados casos, hay que sumarle algún representante de la Unión Cívica Radical que, ante la falta de un buen nombre propio, el partido centenario se vio obligado a buscar en un hombre que esté por afuera de la política para no perder pisada dentro de la coalición y hacerle frente al PRO. El elegido es Facundo Manes, el neurocientífico que tiene buena imagen en la sociedad, pero con gestión nula.
Desde el otro lado de la vereda, en el Frente de Todos, la resolución de los candidatos está supeditada a la que suceda finalmente puertas para adentro en el Partido Justicialista. Con claras diferencias difíciles de subsanar, Máximo Kirchner hace fuerza para definir las listas y así colocar a dirigentes de La Cámpora que estén bajo su ala.
La resistencia del intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, con presentaciones en la justicia incluidas, de entregar el PJ bonaerense sin chistar, aplazaron las negociaciones y la lapicera todavía no tiene dueño. Sin embargo, los dirigentes que serán parte de la nómina oficialista ya comenzaron a asomar y el presidente Alberto Fernández también se mete de lleno en la discusión.
A pesar de que el primer mandatario no cuenta con un espacio propio de peso, los rumores indican que, en la provincia de Buenos Aires, como candidata a diputada nacional, las fichas están puestas en Victoria Tolosa Paz, actual concejal de La Plata y titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que formar parte del riñón de Alberto, aunque sin demasiado consenso interno.
Poco menos de tres meses nos separan de las PASO y mucho menos para el cierre de las listas. Como sucede en cada año impar, decenas de nombres danzarán y la rosca se estirará hasta el último minuto. Pero, si el oficialismo pretende tener un poco de paz en los próximos dos años, cuenta con una sola bala y está obligado a dar en el blanco.
(*) Informe semanal de DixitP.
