Si hay un clásico de clásicos de los argentinos, es el mate. Acompaña nuestra jornada laboral u hogareña, nuestros momentos recreativos y encuentros sociales. Lo preparamos de diversas maneras, en diferentes contextos y lugares.
Quién no mateó alguna vez en la vereda mientras conversaba con la vecina. En la plaza, en la facu, entre cursada y cursada; frente al río, en la montaña o en la playa. Es el “tentempié” entre comida y comida, protagonista de desayunos y meriendas. Infaltable compañía de viaje, casi más importante que la mismísima valija.
Está tan presente en nuestras vidas, que hasta está incluido como infusión para obtener una adecuada hidratación de nuestro organismo cuando al común de los mortales se les indica beber simplemente AGUA.
Científicos se ocuparon de estudiar sus virtudes. El mundo gastronómico le dedicó varias recetas en su honor; en la actualidad hay “sommeliers” de yerba mate. Incluso se crearon los “bares de mate” y hasta “la ruta del mate” (en el litoral de nuestro país). Por supuesto, hay tips ó “métodos” para prepararlo correctamente (y que no se queme o “lave” la yerba) o para almacenar la yerba y lograr una buena conservación. (Si querés curiosear sobre estas cuestiones te recomiendo que visites yerbamateargentina.org.ar).
Si hay algo que nos gusta compartir a los argentinos es indudablemente el mate. Símbolo de compañerismo, amistad, demostración de afecto y confianza. Algo que sólo nosotros podemos comprender. Está en nuestro ADN. Claramente, es parte de nuestra cultura.
Dicho esto, que no creo que merezca algún tipo de objeción, se suscita un interrogante: ¿con que acompañás el mate? (olvidate si va con azúcar, edulcorante o amargo, con hierbas serranas, cáscara de naranja o café, esa discusión no la podemos ni siquiera empezar porque en cada rincón del país se toma de diferente manera. Como somos una nación federal y democrática, aceptamos todas las versiones).
Ahora bien, ¿el mate se toma sólo, acompañado con facturas (surtidas, medialunas dulces/ saladas, es indistinto) o bizcochitos?… y acá sí te ofrezco dos opciones: ¿de grasa (tipo panadería) o los inigualables Don Satur? Incluso, para complicarlo un poquito, tenemos una tercera dupla: ¿churros o tortas fritas?.
¿Te da igual o depende del contexto en el que estés? de vacaciones, en la playa, en el parque, viajando, en casa con visitas… A veces la elección está vinculada más a las posibilidades económicas que al gusto en sí mismo. Otras, al contexto o las circunstancias en las que nos encontremos mientras tomamos mate.
Lo cierto es que hoy por hoy se pueden elegir cualquiera de todas estas opciones (no en simultáneo, sino pareceríamos el muñeco de michelin) porque, como dicen por allí, “en la variedad está el gusto”.
Y vos, ¿con qué mateas?
F.M.


