La gestión de Julián Álvarez en Lanús vuelve a quedar en el ojo de la tormenta. Esta vez, por una decisión que muchos vecinos no dudan en calificar como un verdadero despilfarro: gastar casi 129 millones de pesos en medallas y diplomas para empleados municipales, mientras la ciudad enfrenta problemas estructurales urgentes que el municipio sigue ignorando.
Lejos de priorizar el arreglo de calles destruidas, la inseguridad creciente o el abandono visible en barrios postergados, el intendente eligió destinar fondos públicos para reconocer la “trayectoria” de trabajadores estatales con medallas de oro y plata. Una cifra que surge de la licitación 34/2025, emitida por la Secretaría de Economía y Finanzas, que asigna $128.966.640 para este cuestionado homenaje.
La iniciativa resulta provocadora no solo por su costo desmedido, sino por el contexto en el que se inscribe: en plena campaña electoral, con promesas incumplidas y una gestión marcada por el deterioro urbano, Álvarez parece más preocupado por congraciarse con el aparato municipal que por atender las necesidades urgentes de la comunidad.
Las calles —inclusive las que rodean al propio edificio municipal— están en condiciones lamentables. La inseguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones de los vecinos, y obras clave como la reparación de la estación de Lanús llevan más de un año de demora.
Mientras tanto, el intendente reparte medallas.
