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Un viaje dorado

¿Te imaginás ponerte en la piel de un buscador de oro? Hay un lugar en el país en el que podés hacerlo: La Carolina, en San Luis.

Se trata del pueblo más alto de la provincia, está a 1700 mts de altura snm. Declarado el mejor pueblo del mundo por la OMT en el año 2023, debido a su sostenido trabajo de promoción turística y conservación patrimonial e histórica.

PH Ofer

Su principal característica es que en las entrañas del Cerro Tomolasta se encuentra una mina de oro que supo atraer la atención de españoles, ingleses y también de particulares para la extracción de este metal.

En 1784 se descubrió este preciado tesoro iniciando una suerte de «fiebre del oro». En el año 1792, el Marqués de Sobremonte funda el pueblo que -en su mejor época- supo tener 3 mil mineros, hombres y mujeres, muchos de ellos procedentes de países limítrofes.

La actividad experimentó diferentes etapas. De acuerdo a los pocos documentos existentes, entre 1850 y 1879 se registró en período más productivo y rentable de la mina. Hacia 1925 la explotación estaba a cargo de compañías argentinas. Para entonces eran necesarias altas inversiones, había períodos de frecuente intermitencia y poca producción que generaban pérdidas, así es que se decide abandonar la mina y concluir la actividad minera en esta localidad. A pesar de ello, aún hay descendientes de aquellos antiguos mineros que hoyen día extraen oro del río amarillo, manteniendo viva la cultura y el espíritu del pueblo, hito histórico y turístico de la provincia.

El pueblo de la Carolina fue elegido como “Best Tourism Villages» de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, que premia a pueblos por su promoción y conservación a través del turismo.

En la actualidad residen 300 personas que subsisten gracias al empleo municipal, la ganadería y en menor proporción a la extracción de oro.

Este es un pueblo pintoresco, sencillo, orgulloso de su historia (aunque podríamos repensarlo respecto a las condiciones laborales de los mineros), con anfitriones muy cálidos, muy receptivos de la visita de los turistas.

Entre las actividades que podés realizar se encuentran,  por supuesto, realizar una visita guiada al interior de la mina (no te cuento detalles así no le quito protagonista al guía que tan amable y apasionadamente relata la historia de este lugar), conocer un pequeño museo de herramientas, objetos históricos y piedras preciosas. 

También podés recorrer este pueblo peatonal, que es encantador, con sus calles y viviendas construidas con piedras. Visitar el Museo de la poesía en homenaje al poeta Juan Crisóstomo Lafinur, recorrer un divertido laberinto, y si te gusta el trekking, ascender el cerro Tomolasta  (los lugareños te aconsejan contemplar el amanecer desde la cima, nosotros por cuestiones climáticas no pudimos hacerlo, así que nos contarás vos que paisajes deleitan tu vista). Si vas en temporada de verano podés jugar a ser minero, y quién te dice encontrar alguna pepita de oro.

Podés alojarte en cabañas y hosterías, hay algunas propuestas gastronómicas para que disfrutes de los sabores típicos como el guiso minero y las empanadas de vizcachas.

Si te quedas un par de días (como hicimos nosotros) podés descubrir historias increíbles de ayer y de hoy. Super recomendable.

Hasta la próxima aventura.

FM.-

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