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Turismo gastronómico deluxe

Como sabrás, los sitios turisticos no sólo se destacan por sus particulares paisajes o su historia. Durante los últimos años se desarrolló en todo el mundo, una novedosa rama del turismo que generó valor a los destinos turísticos: el turismo gastronómico. El foco de este perfil de viajes está puesto en la gastronomía, comidas y bebidas típicas que homenajean la cultura de la cultura lugareña. De esta manera, además del alojamiento y las diversas actividades que ofrecen a los visitantes, los destinos utilizan estratégicamente las particularidades de su gastronomía para potenciar la identidad del tereritorio, generar o fortalecer su marca turística y contribuir con el desarrollo de la región.

En este sentido, creemos que es importante contarte acerca de los protagonistas de esta aventura culinaria de los lugares que visitamos. Hoy te queremos contar sobre un lugar que no atrapó, al igual que su gente: El Bodegón de Oro, ubicado en La Carolina (en este link poder revivir nuestra visita a este hermoso lugar), provincia de San Luis.

Es muy frecuente (y en buenahora que así sea) que se diga que el alma de algunos lugares es su gente, esta no es la excepción. Marcos Diciano y su familia -sin lugar a dudas- son el alma de «El Bodegon de Oro». Marcos estudió abogacía, pero nunca ejerció, el destino o su pasión culinaria hizo que se volcara de lleno a esta actividad que tanto lo ocupa y entusiasma actualmente. «Me dedico a la cocina, es mi pasión, me encanta, es lo que me motiva a diario», nos explica.

Su viaje gastronómico arrancó hace varios años, cuando, impulsado por sus «ganas de hacer», puso una casa de empanadas (se trataba de una franquicia). «Ese fue mi comienzo en la gastronomía, siempre como empresario pero no cocinando, aunque ya, desde aquel entonces, me llamaba la atención la cocina», aclara. Relata que durante en esa época, hacían turnos con los empleados y en una ocasión una de las cocineras faltó. «Anita era una señora muy piola, mientras cocinaba yo estaba ahí, mirando y aprendiendo todo lo que podía». Durante la ausencia de Anita, no dudó ni un minuto en reemplazarla y sacar adelante la cocina. Sin embargo, el desafío era importante: habia que cocinar 100 kilos de relleno de empanadas. Se arremangó y lo hizo sin más. Las repercisiones de los clientes, como resultado de su intervención en la elaboración de las empanadas, fueron muy positivas. Desde entonces, dejaría su huella en cada plato. Así fueron sus primeros pasos, una mezcla de vertigo y placer a la vez.

Su interés por la gastronomía creció a pasos agigantados, puso su primer restaurante, una parrilla con tenedor libre, mucha carne, mucho de todo, bien «argento», como le gusta decir; se llamaba «El Bodegón» y estaba ubicado en San Luis Capital. A partir de allí «profundizó» sus conocimientos gastronómicos, para lo cual comenzó a viajar en busca de sabores originales, con el objetivo de «cultivarme de gastronomía», sostiene.

Desde el amor nace el Bodegón de Oro

El motor de la pasión y la vocación culinaria encontraron su punto más alto cuando apareció el amor procedente de la localidad de La Carolina (provincia de San Luis), comenzando un gran sueño, que ya lleva una década colmándolos de orgullo y crecimiento. El Bodegón de Oro es su hogar, y la casa en dónde reciben a cientos de miles de turistas para agasajarlos con una cocina única.

De esta manera se combinan perfectamente el turismo histórico, de paisaje y gastronómico en un sólo lugar. «En estos últimos 8 años La Carolina cambió muchísimo, no es la misma hoy que lo que era hace un montón de años atrás, nos sentimos responsables de este cambio. Si bien siempre fue un atractivo turísitco -explica- era un poco más chato y logramos esto que está pasando hoy: que venga gente con reservas de 20 días de anticipación para poder comer en el Bodegón. Estamos logrando turismo gastronómico, viene gente nada más que a comer al pueblo, y después hacen el paseo para visitar las minas de oro y hacer recorreridos», sostiene. De esta manera, «se amplio la oferta gastronómica, se amplió la oferta de hospedaje, se sumaron comercios, se ha desarrollado mucho», afirma.

«Nosotros venimos del palo de las motos y hacemos mucho respecto a eso, viajamos y organizamos eventos gastronómicos con grupos de motos de diferentes marcas o de firmas de automóviles». Al respecto sostiene que «estamos fomentando ese tipo de turismo desde hace un tiempo».

Marcos nunca se detiene, está desarrollando más y más proyectos que impulsen aún más el turismo gastronómico en La Carolina. Poniendo siempre sus «manos en la masa», siendo un anfitrión muy dedicado a agasajar y hacer sentir bien a sus comensales con el propósito de que se sientan «como en su propia casa» ( o mucho mejor aún, porque se come muy, pero muy rico).

Hay un personaje hermoso: «la negra Ortega». Pero no voy a spoilearte su historia. Te invito a que conozcas este aincreíble lugar de La Carolina y la conozcas en vivo y en directo.

Hasta la próxima aventura.
FM.-

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