Resistencia e impronta aristocrática argentina
Es probable que el nombre de Palacio Piria te suene familiar. Se trata de una residencia de verano construida en la costa de Ensenada, más precisamente en Punta Lara, durante lo que se denominó la belle époque argentina (allá por finales de 1800 y tanto más…).
Este palacete se convirtió en un símbolo de toda una época, posee un valor arquitectónico único (como muchas construcciones de aquellos tiempos) con un estilo italiano muy particular y galante, tanto que fue declarado Monumento Histórico (a través de la Ley 12.955 promulgada en el año 2002) integrando -de esta manera- el Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
Desde entonces, hay una ardua lucha por lograr fondos para restaurar la edificación y evitar su absoluto deterioro y demolición, ya que la construcción corre peligro de derrumbe debido al paso del tiempo, la falta de mantenimiento y las condiciones climáticas frente a las que se encuentra expuesta desde hace más de un siglo.
En este sentido, recientemente se lubricó un convenio de cooperación entre el Comité Piriápolis de la Unesco (COPaU) y el grupo “Rescate del Palacio Piria”, conformado por vecinos y profesionales de la región que bregan desde hace décadas por la puesta en valor de esta añosa construcción.
Si bien hubo diversos intentos previos para obtener financiación para su recuperación, por distintos motivos estos quedaron sin efecto. Quizás ésta sea una de las últimas oportunidades que tenga el Palacio Piria por recuperar, aunque sea una pequeña pizca, de su esplendor de entonces.
No es casual que aúne esfuerzos el COPaU, ya que fue fundado por el mismísimo Francisco Piria, quien le diera su nombre como último propietario privado de esta mansión, adquirida a la familia Castells para convertirla en un importante Balneario de la región rioplatense.
Es interesante conocer al análisis y la propuesta de puesta en valor del Palacio Piria. Compartimos un proyecto desarrollado en el marco de la Carrera de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP. Ingresá al siguiente link: Proyecto de Recuperación del Palacio Piria
Hagamos un poco de historia
La familia Castells-Uriburu era propietaria de la Estancia Punta Lara, adquirida en 1827 al hacendado Jorge Bell. Hacia 1897, Luis Castells tenía la idea de construir una residencia de verano a orillas del Río de la Plata, pero debido a su repentino fallecimiento y en su homenaje, su hijo emprende la concreción de este proyecto, inaugurando la residencia en el año 1910 coincidentemente con la conmemoración del centenario de la Revolución de Mayo.
La propiedad contaba con casi 5000 hectáreas, destinadas a la producción ganadera y cría de caballos.
Esta mansión, ubicada sobre el Camino Costanero Almirante Brown, entre las calles 26 y 40 de Punta Lara, fue un punto de reunión de la aristocracia rioplatense entro los que se encontraban empresarios, referentes de la alta sociedad argentina y políticos, quienes se ensalzaban en majestuosas fiestas.
Lo cierto es que Francisco Uriburu -suegro de Luis Castells y padre de la esposa de éste- era muy cercano a Julio Argentino Roca, presidente de la nación argentina y Dardo Rocha, fundador de la ciudad de La Plata, quienes frecuentaban su residencia (ver Historias de Castillos) ubicada en lo que luego sería la localidad de Villa Elisa. Constituyéndose como una familia influyente, y a la región, como una zona de referencia de la clase alta argentina.
Si tenes ganas, te podes acercar a la costa de Punta Lara, y observando casi de manera eclipasada el inmenso Río de la Plata, vas a poder encontrar esta increíble residencia de estilo europeo renacentista que se resiste al paso del tiempo y con orgullo se erije sobre la costa ensenadense.
F.M.