El sonido sordo de las burbujas
¿Te imaginás explorar un mundo totalmente nuevo? Conocer paisajes y objetos “perdidos” que para la mayoría de la gente están fuera de su alcance (salvo por alguna que otra ojeadita en revistas o documentales).
Te propongo sumergirte en un mundo verdaderamente fascinante, diferente a todo lo que conocés o hayas imaginado hasta este momento. Pero por sobre todas las cosas, te invito a conocer un universo que va a desafiar todos tus sentidos (y es probable que te “vuele la cabeza”).
Vení que te cuento.
Visitamos la Escuela de Buceo Tournier Divers de la ciudad de La Plata y dialogamos con Leo Tournier (Diver Master certificado SSI) para que nos cuente sobre este fascinante mundo.
Derribando mitos
En contraposición a lo que la gente puede pensar, para bucear no hace falta viajar a sitios estrambóticos. En nuestro país hay lugares fascinantes para conocer.
Por supuesto hay que prepararse porque el buceo, si bien tiene fama de ser una simple actividad recreativa, es una disciplina muy seria. Respirar abajo del agua no es bucear, ser buzo es mucho más que eso. Al estar sumergidos se pone en jaque todo lo que nuestro organismo está acostumbrado a hacer, nos pone al límite, por eso es importante conocer, adquirir habilidades específicas, comprometerse y ser responsable con la integridad física de uno mismo y del entorno natural. Sumergirse sin formación previa es una gran irresponsabilidad, además de es peligroso.
Todos podemos bucear siempre que no tengamos limitaciones importantes de salud (cardiológicas o respiratorias) o fobia al agua, claramente. La edad inicial sugerida es a partir de los 15 años hasta siempre, mientras que se mantenga un estado saludable no hay limitaciones para desarrollar esta actividad.
Paraísos nacionales
Leo Tournier nos cuenta que “en Argentina tenés un montón de lugares para bucear. La característica de Argentina es que son aguas frías y esto implica desafíos más importantes, capacitaciones más importantes porque nos vamos a introducir en un lugar donde tenemos que contrarrestar el estrés térmico”.
Tournier señala que “en la Patagonia tenemos un montón de lugares, todo lo que sea el mar atlántico desde Las Grutas hasta Puerto Madryn, toda la península son lugares dónde podemos desarrollar el buceo en gran escala. Pero también los lagos del sur, los lagos de los Parques Nacionales como el Nahuel Huapi, Traful, Villa La Angostura, son aguas frías pero de extrema visibilidad dónde no se busca una vida pero sí se busca un paisaje, en estos casos un paisaje montañoso debajo del agua con una visibilidad muy grande. «Si bien son aguas profundas -explica Tournier- vos podes determinar la profundidad a la cual te querés sumergir”.
“Ushuaia es una mezcla de ambas cosas, se cruza el Atlántico con la cordillera de los Andes, es la unión de esos dos fenómenos geográficos, además de ser uno de los lugares más australes que puede haber. Bucear en el Canal de Beagle es muy místico, es una ciudad de montaña y de mar, dónde conviven las dos idiosincrasias, sorprende mucho su vegetación, su entorno natural”.
“También están los lagos de montaña, por ejemplo Mendoza o San Juan, lugares dónde existe un fenómeno de capacitación que es el buceo de altura”. Y continuando por la geografía de nuestro país agrega que ”tenés los embalses de Córdoba, el buceo oceánico de Mar del Plata y por otro lado el buceo de los Esteros del Iberá, dónde el ecosistema no sólo es visualmente hermoso en la superficie, sino que debajo del agua existe una gran diversidad”, agrega Tournier.
«En general todos estos lugares son de agua fría y esto implica el uso de un traje seco, por ejemplo, y para utilizarlo adecuadamente hay que capacitarse. De todas maneras, todas las aguas son frías para nosotros partiendo de una temperatura corporal de 36 grados y mientras que el agua cálida tiene 28 grados», explica Leo Tournier. «Por lo tanto, -agrega- siempre tenemos un estrés térmico; en nuestras aguas por supuesto es mayor».
Importancia de la formación
Tournier señala que “para que el buceo sea divertido primero tiene que ser serio y para que sea serio debe constar de una formación integral, desde el punto de vista cognitivo y desde el punto de vista físico y técnico. ¿Por qué cognitivo? porque tenemos que prepararnos para introducirnos en un medio hiperbárico que no es el nuestro. Es la única actividad outdoor que se desarrolla en un medio que no es el nuestro. El buceo es la única actividad en la que tenés que capacitarte para poder entrar, para volver enriquecido y no como un sobreviviente». Y agrega, “si te lesionas es porque realmente cometiste un montón de errores”.
En cuatro a la formación cognitiva Tournier explica que “se tocan muchos temas sobre fisiología del buceo y de física del buceo. Y desde el punto de vista práctico se desarrolla un abanico de habilidades que están relacionadas con la flotabilidad, con los desplazamientos, con técnicas de autoayuda para resolver problemas, maniobras de asistencia al compañero y maniobras en superficie vinculadas con el armado, chequeo del equipo y la planificación de la inmersión”.
En este aspecto es importante destacar que se requiere del sistema de buceo de compañeros, dónde uno es el soporte vital del otro, y viceversa. Esto es para que la actividad sea segura y de disfrute pleno.
Estas cuestiones que menciona Tournier se refieren simplemente a la “formación inicial”. El curso de open water es el comienzo, para ser “buzo” se requieren muchísimas más habilidades a las contempladas en la formación de aguas abiertas”.
El buceo es una actividad que requiere de capacitación, educación continua, suma de buceos (o inmersiones), conocer diferentes escenarios, cada lugar “ofrece desafíos diferentes”, afirma, y agrega que “en ese bombardeo de cosas que vas haciendo te vas capacitando, vas incorporando nuevas habilidades y logrando tu impronta, incluso vas definiendo tus preferencias. Hay gente que le gusta bucear en profundidad; otras prefieren naufragios, a algunos les gusta la vida submarina; otros le interesan las cuevas, los lugares oscuros y encerrados. Así es que tenés una amplitud de especialidades e inquietudes muy diversas”, concluye.
El buceo se convierte en una actividad verdaderamente apasionante, tiene beneficios sociales, físicos, psicológicos, es sumamente relajante, uno está en permanente estado de aprendizaje, descubrimiento, exploración, sorpresa, el desafío frecuente de ingresar a un sistema de vida que no es el nuestro. Una inmersión nunca es igual a otra, aunque se repita un lugar. Es una actividad altamente placentera, no es competitiva, el límite es uno mismo.
Si tenés ganas de convertirte en un pez (o en un tiburón ¿por qué no?) por un rato para explorar los secretos de lagos y mares, dejarte sorprender por los rayos del sol que cortan el agua y se cuelan en las profundidades, si querés deleitarte con el sonido sordo de las burbujas, esta es LA AVENTURA.
¿Te animás?
¡Vamos! sólo se vive una vez.
No vas a querer volver a la superficie (no digas que no te avise).
Hasta la próxima aventura.
FM