Panorama Político: El “caso Berni” volvió a dejar a Kicillof en zona de debilidad política
El ministro de Seguridad, Sergio Berni, que durante la semana fue el centro de las miradas y análisis políticos por la golpiza que recibió de colectiveros que protestaban por el asesinato de un colega, volvió a dejar al gobernador Axel Kicillof en vulnerabilidad política.
Ambos ya habían quedado en “off side” cuando, como contó en esta columna DixitP, se tuvieron que tragar el sapo del envío de gendarmes a la Provincia, una imposición del siempre corrosivo Aníbal Fernández.
No pasaron ni 10 días de esa polémica que el “soldado” Berni dejó expuesta nuevamente a la autoridad de la administración bonaerense.
El escándalo de la paliza a Berni tomó por sorpresa al mandamás provincial, candidato por ahora a la reelección. “Parece que no lo puede dominar y aunque le amague con renuncias sigue firme en el cargo”, dijo una fuente de Gobernación que conoce el malestar del ex ministro de Economía de CFK, quien quisiera domesticarlo e incluso eyectarlo de su gestión, pero sabe que eso lo deja más expuesto aún y le hace perder estabilidad en plena campaña.
Aunque los números de las encuestas todavía lo señalan a Kicillof como “favorito” (fideliza parte del voto duro de Cristina Kirchner), hay cierta preocupación en calle 6 por varios motivos
Uno es, como también se describió, el reclamo de los intendentes del Conurbano por definiciones electorales más nítidas y que no den lugar a “dobles lecturas”.
Los caciques peronistas de los municipios más poblados del Conurbano quieren retener a cualquier precio el dominio del “pago chico” y tener en orden el frente legislativo en los concejos deliberantes.
En ese esquema muchos ya muestran más simpatía con el jefe de Gabinete Martín Insaurralde, que mantiene autonomía política en la estructura de la administración provincial y tiene línea directa con los alcaldes del FdT, que esta semana definió que habrá PASO presidencial por los “caprichos” de Alberto Fernández, el Presidente impuesto vía tuit que no quiere bajarse.
También preocupa en Gobernación una posible unificación del volumen de votos que pueda sacar Juntos por el Cambio en las primarias, aunque la disputa entre «halcones» y «palomas» sigue firme a pesar de que Mauricio Macri se bajó simulando un «gesto heroico».
Continúan en pie como aspirantes a ocupar el sillón de Dardo Rocha Cristian Ritondo, por el vidalismo, el lanusense Néstor Grindetti, por el macrismo de paladar negro, y por supuesto Diego Santilli, el «palomo» bendecido por Horacio Rodríguez Larreta para la batalla en la provincia que aporta casi el 40 por ciento de votantes.
Las cartas todavía no están todas en la mesa y Kicillof lo sabe. Su peor pesadilla es que le aparezca el fantasma de “un nuevo Vidal”, que le ganó la Provincia en 2015 al peronismo después de décadas de hegemonía justicialista. Se respira un aire denso en pasillos y despachos de calle 6. La campaña recién comienza. Las incertidumbres están lejos de terminarse.
(*) Resumen semanal de DixitP.