PANORAMA

Panorama Político: Kicillof sigue entre la espada y la pared por ser el comodín de CFK para vender cara la derrota

El “misterio” sobre el nombre con el que el peronismo jugará las elecciones como frente electoral ya se terminó, pero las dudas sobre quién será el elegido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner para pelear por la presidencia y por la gobernación bonaerense -el refugio que el Instituto Patria necesita pasar el largo invierno hasta el 2027- todavía persisten y en ese marco, la situación política de Axel Kicillof sigue siendo incómoda.

El FdT, que ya había perdido su razón de ser por la pésima presidencia de Alberto Fernández ahora jugará con el poco feliz nombre de Unión por la Patria, denominación con la que pretenden vender un producto electoral distinto al fracaso del frentetodismo, mientras de acá al cierre de listas -el próximo 24 de junio- negocian con el albertismo y el sciolismo una lista de unidad que por el momento lejos está de concretarse.

En ese marco, como detalló DixitP en este espacio, Kicillof sigue haciendo equilibrio entre sus deseos de seguir gobernando Buenos Aires -que concentra el 38 por ciento del electorado nacional- y los anhelos de Cristina de catapultarlo como presidenciable para no ingresar en el papelón de ni siquiera entrar a la segunda vuelta y quedar en un catastróficamente históricos tercer puesto.

Kicillof resiste, mientras calla e intenta no hacer ruido en la ya alborotada pajarera del peronismo, que busca hacer pie en la principal provincia del país, pero que todavìa no decidiò con qué nombres de dirigentes jugará en las boletas de cara a las primarias de agosto. 

Como también contó este portal, ya tiene el gobierno semicopado por la “liga de intendentes”, que está encabezada por el jefe de Gabinete Martín Insaurralde y trabajan a demanda de fondos para conservar sus comunas.

Pero hoy por hoy, el mandatario provincial no puede garantizarles nada: Cristina lo tiene como comodín o anzuelo de votos y aunque en su círculo íntimo niegue que vaya a obligarlo a ser su candidato para la Rosada, no le va a quedar otra opción que llamarlo para intentar convencerlo.

La lógica de la ex presidenta es la siguiente: en esta elección, el único dirigente que puede fidelizar su voto -que en el territorio bonaerense es de entre el 27 y el 30 por ciento- es su ex ministro de Economía e históricamente, la candidatura que tracciona votos hacia abajo para garantizar un triunfo provincial es la de presidente, por eso no hay garantías de que si Kicillof va por la reelección para seguir sentado en el sillón de Dardo Rocha gane la elección más allá de sacarle más del doble de intención de votos al candidato que mejor mide de Juntos, Diego Santilli.

El riesgo es doble: si va como candidato a presidente y CFK elige otra carta para Buenos Aires -todavía están en el menú el propio Wado de Pedro y hasta el mismísimo Máximo Kirchner, titular del PJ bonaerense- Axel se puede quedar sin el pan y sin la torta porque sabe que las chances de ganar las presidencias son casi nulas -aunque en la Argentina todo puede pasar- y su sueño de seguir mirando la Plaza San Martín desde cerca puede desvanecerse.

Ensimismado en sus propias especulaciones y posibles estrategias de supervivencia, el gobernador bonaerense sabe que, en el contexto descrito, su futuro político inmediato ya no depende de sí mismo. El dedo bendecidor de Cristina -se equivoque o no una vez más-, será el que nuevamente marque el rumbo del peronismo en los próximos cuatro años.

(*) Informe semanal de DixitP.

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