Sepio burbujear
Se podría decir que la ciudad de Berisso se caracteriza por el “crisol de razas” que la habita, también por su relevante valor histórico tanto en lo económico como en lo político. Pero si hay algo que destaca a esta localidad rioplatense es su patrimonio histórico y su permanente preocupación (y ocupación) por preservar justamente la historia y sus objetos más preciados. En este caso, te presento el Museo de la Soda.
Se trata de la concreción de un sueño, el de Luis Taube que a lo largo de su vida buceó entre objetos antiguos y en desuso de aquí y de más allá para conformar su enorme colección de objetos vinculados con la soda y las bebidas gaseosas.
Luis es una persona sencilla, inquieta, curiosa, apasionada, cálida, pero sobre todo es alguien orgulloso de su proeza: haber construido (¿de casualidad?) el único Museo de la Soda y el Sifón del mundo.
Nos permite pasar como quien recibe a importantísimos invitados en la sala principal de su hogar. Aunque este espacio es mucho más que eso, es su tesoro, invaluable en piezas, épocas de referencia, antigüedades.
Al ingresar por un angosto pasillo y subirpor una delgada escalera “se abre el telón” y centenares de sifones organizados por color, origen y tamaño inundan las paredes de la sala principal. Etiquetas llamativas, diversidad de materiales: metal, vidrio, cajas de madera, botellones, se nubla la vista y es difícil fijar la mirada, es como un torbellino infinito de colores.
Hay más de 4000 piezas, algunas datan de 1800, sus formas son sorprendentes a lo que conocemos en la actualidad, esferas grandes y pequeñas, otras que parecen jarras de café, auto sifones. También hay botellas de bebidas gasificadas, inicialmente eran de agua, luego surgieron las bebidas dulces gasificadas como las conocemos hoy en día; es por ello, que hay muchos ejemplares de este tipo de bebidas en el museo (algunos recordarán o habrán recibido para navidad el camioncito con cajas de madera en miniatura de una conocidísima marca de gaseosa).
Algunos objetos cuentan historias particulares que Luis generosamente nos relata. Mientras nos muestra uno de sus objetos más llamativos, nos cuenta que “como producto farmacéutico, el agua se agitaba y se servía. Había que volver a agitarlo para producir nuevamente esa gasificación”.
La procedencia de los objetos que integran esta colección única en su tipo es diversa, algunos ingleses, españoles, alemanes, franceses, argentinos, uf de todo el mundo. Además de las piezas que “rescató” Luis, el Museo recibió donaciones como la de la fábrica española de sifones “Olmos”.
Cada pieza es una “obra de arte”, realmente objetos de exposición, pero además, fieles testigos de la historia. Obviamente no se venden ni canjean, ni nada que se le parezca, Luis los preserva y expone con muchísimo orgullo y recelo (aunque te lo quieras llevar para la mesita ratona no vas a poder, olvídalo).
El Museo está ubicado sobre la calle 60 esquina 128 en el interior de un galpón de demoliciones y antigüedades (Tel. 0221 422-8537). El propósito de Luis es no sólo mostrar su tesoros sino también contarle al visitante acerca del origen y uso de esta bebida gaseosa.
El Museo de la Soda fue declarado de interés Municipal por el Honorable Consejo Deliberante de la Ciudad de Berisso.
De todas maneras, esto no termina acá. El mundo de la soda y el sifón parece ser interminable, tanto que además de los objetos que la gente llevaba a su mesa, este museo resguarda equipos para la fabricación de soda, también para su transportación y distribución. Es un mundo infinito que su propietario crea y recrea permanentemente con nuevos espacios, actividades e incorporaciones.
Eso dejo que lo investigues vos mismo. Contactalo a Luis y acercate para descubrir y sorprenderte con muchos más objetos e historias acerca de ellos. Además, no te podés perder el relato de la historia de esta bebida contada por su fan número 1, un abogado que nunca ejerció y se dedicó a recuperar la historia de esta bebida tradicional de la mesa argentina.
Nos vemos en la próxima aventura.
FM.-
PH Ofer